Corría el año 1775 y en el
Sindicato de escobas las cosas se empezaban a complicar. Trabajaba ahí desde
que descubrí que me encantaba arreglar varitas, pociones mal hechas y sobre
todo las escobas en las que andaban mis compañeras del Sindicato.
Contradictoria, como siempre me sentía
en este mundo, no me interesaba hacer salidas nocturnas por la luna, el tema de
las pociones lograba enfadarme porque no entendía cómo las brujas podían hacer
las pociones mal… la pucha, ¡si eran brujas! Pero las perdonaba porque en esa
época era bastante peligroso ser bruja, sino fíjense lo que les pasó a mis
amigas de Salem…
Si bien hacía varios años
que sufríamos persecuciones, llegar a 1775 provocaba grandes cambios. En
nuestro entorno se escuchaban rumores que una revolución se acercaba y que
James Watt era uno de los grandes protagonistas.
Recuerdo que ese día fue de mucho
trabajo, la incertidumbre hacía que las brujas se chocaran en el aire, rompan
escobas y varitas, porque no soportaban saber que otra persona fuera más
inteligente e innovadora con sus creaciones.
Ese día, Filomena vino
gritando como una loca porque se había enterado que dentro de todo lo que
provocó esa revolución, existía la posibilidad de poner nuestras escobas la
máquina a vapor.
La miré raro porque
nosotras podíamos volar sin necesitar de un aparato que nos ayude a hacerlo.
Pero ella insistía que la rapidez que provocaba la máquina a vapor, iba a
lograr que llegara antes que los tucanes al árbol y trabajar con ellos sin que
logren escapar.
Y lo hice, el Sindicato de escobas
convocó una reunión para determinar los costos. Las instancias de diálogo
fueron largas, ya que como les vengo diciendo, a las brujas nos cuestan los
cambios y esto de ponerle una especie de motor a nuestras escobas provocaba
nervios y risas a montones.
Al principio se
descomponían rápido y las arreglaba. Me llevaba un poquito más de tiempo
hacerlo pero las brujas iban tan rápido en sus nuevas escobas que empezaron a
tener paciencia y con la paciencia vinieron más cambios y con los cambios, el
paso del tiempo…
Solo les puedo contar que
Filomena fue la más favorecida y no por llegar con su escalera más rápido a la
copa de los árboles sino que además, en el Sindicato, empezamos a vislumbrar
sus cabellos más lacios aunque ella insistía en que faltaban 7 tucanes más…
¿Para qué? Preguntamos todas, pero eso ya es otra historia…
Mariana
Mariana